Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Salamanca es la ciudad de la cultura por antonomasia. Visitar esta ciudad es sumergirse en un mundo de tesoros patrimoniales, culturales, arquitectónicos, históricos, naturales y gastronómicos. ¿Te animas a descubrirlos? Prepara la maleta y toma nota de lo que no te puedes perder en tu visita a Salamanca.
Plaza Mayor de Salamanca
Visita obligada es su Plaza Mayor, uno de los espacios abiertos más bellos y grandes de España y uno de los monumentos barrocos más destacados de nuestro país. Este amplio escenario cuenta con una galería de 88 arcos decorados, en la parte superior, con retratos labrados de personajes relevantes en la historia de Salamanca. La plaza ha llegado a reunir a miles de personas en celebraciones de todo tipo. Sus nueve puertas dan salida a las calles del centro desde las que, mirando a lo alto, se ven las Torres de la Ciudad que presiden el cielo salmantino.
Casa de las Conchas
Para llegar hasta la Plaza de Anaya, donde se encuentran estos templos, tendrás que continuar tu travesía en línea recta y, entre el bullicio del ajetreo diario, descubrir una avenida amplia y de majestuosos edificios. Allí se encuentra la Casa de las Conchas, un palacio gótico que actualmente es la biblioteca pública de Salamanca, y la Universidad Pontificia, fundada por el Rey Alfonso IX de León en 1219.
Universidad de Salamanca
La ciudad cuenta también con la histórica Universidad de Salamanca, ubicada en la Calle Libreros, joya del arte renacentista español y una de las construcciones salmantinas más importantes. Allí tiene lugar uno de los reclamos turísticos más destacados, se trata de la famosa “búsqueda de la rana”, una actividad que reúne cada día a una gran multitud de curiosos que ansía la suerte de encontrar la figura de este anfibio.
Catedrales de Salamanca
Sin salir del corrido inicial y dejando a un lado La Casa de las Conchas y la Pontificia, el camino continúa hasta llegar a la Plaza de Anaya, un escenario casi único que atesora una gran riqueza patrimonial: a un lado, el Palacio de Anaya, actual Facultad de Filología y, al otro, La Catedral Nueva y La Vieja. Aquí, además de contemplar el interior, podrás agudizar la vista con la búsqueda de un elemento muy peculiar en el pórtico de la entrada, incorporado en la última restauración del templo: la figura de un astronauta.
La gastronomía Charra
La gastronomía charra es callejear y mezclarse con los salmantinos y vivir la experiencia real del tapeo, donde priman los productos de la tierra y las recetas tradicionales como los embutidos de Guijuelo, la chanfaina o el famoso hornazo, una empanada rellena de chorizo, lomo, jamón o tocino, entre otras materias primas. Y no olvides, que tapear por esta ciudad es sinónimo de saciar tu apetito a un precio accesible para todos los bolsillos.
Casa Lis
Con el estómago lleno se despiertan las ganas de disfrutar de un postre, un café o una infusión sentado en alguno de los cafés o terrazas que encontrarás paseando. Y más tarde, con las pilas cargadas, es el momento perfecto para conocer la Casa Lis, un edificio contemporáneo de imponentes vidrieras que, actualmente, alberga el Museo de Art Nouveau y Art Decó, que contiene una gran colección de artículos y prendas de esta época.
Huerto de Calixto y Melibea
Otro de los imperdibles es el Huerto de Calixto y Melibea, un jardín que se encuentra en la antigua muralla que da al río Tormes. Un espacio verde muy visitado por los viajeros que fue el escenario imaginario de la historia de los protagonistas de la obra de Fernando de Rojas “Calixto y Melibea” publicada en 1502.
Misterios y leyendas de Salamanca
Subidas y bajadas por el entramado de callejuelas que forman el amplio casco histórico, hacen del viaje por Salamanca una escapada excitante que, sumando a las leyendas e historias que albergan los espacios patrimoniales, como la Cueva del diablo, crean una atmósfera de misterio y magia capaz de hipnotizar a todo el que la visita. Pero también es una ciudad que fascina al paladar y hechiza a la vista. Por todo ello, Salamanca, perdura en la memoria de todo viajero que rememora continuamente ese viaje o escapada a las tierras charras.