Año nuevo, vida nueva… ¡y también nuevos viajes! Recién estrenado el año, entre celebraciones familiares, brindis y buenos deseos también hay tiempo para reflexionar sobre dónde disfrutar de las próximas vacaciones, puentes o festivos. Uno de estos destinos –para descubrir por vez primera o para repetir– es Tarragona. Una capital mediterránea que ofrece un variado cóctel de emociones con ingredientes tan sugestivos como patrimonio cultural, gastronomía, tradiciones, fiestas… y chapuzones. Cada mes del año hay un buen motivo para ir a visitarla. Tomad nota…
Enero. Descubrir la Tarraco romana
Declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, es la joya del conjunto monumental tarraconense. Lugares como el Anfiteatro (con vistas al Mediterráneo), el Circo romano, el Acueducto de las Ferreres, las Murallas, la Necrópolis Paleocristina… transportarán al visitante a un apasionante viaje al pasado de 19 siglos. Sin olvidar sorprendentes vestigios en poblaciones cercanas como Altafulla, Constantí o Roda de Berà.
Febrero. Saborear la gastronomía.
Basada en la Dieta Mediterránea, segundo Patrimonio Mundial tarraconense, aúna tradición y vanguardia con un inequívoco sabor marinero reflejado en su plato estrella: el romesco. En este mes, además, puede disfrutarse de las jornadas culinarias ‘La Part Alta Somriu a la Crisi’, con deliciosos menús a un módico precio. Todo ello, maridado con los vinos de la D.O. Tarragona.
Marzo. El desenfreno del Carnaval.
Uno de los más participativos de Cataluña, con cerca de 2.000 personas en su acto más multitudinario: la Rúa de la Artesanía. A destacar los diseños y coreografías de sus comparsas y la gala de la Disfressa d’Or, que en 2019 se adelanta al domingo 24 de febrero. (Del 22 de febrero al 5 de marzo).
Abril. El recogimiento de la Semana Santa.
Del 14 al 21 de este mes la Part Alta (casco antiguo) se transforma en un espacio de profunda devoción en el que el sonido de los Armats y la estética de los pasos se funden en la mágica oscuridad nocturna. Su momento cumbre es la sobrecogedora Procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo, documentada desde el siglo XVI.
Mayo. Viaje al pasado con ‘Tarraco Viva’.
El gran festival de reconstrucción histórica de Tarragona llega a su 21ª edición resucitando con gran rigor la forma de vida de los antiguos habitantes de Tarraco. Quince apasionantes días –del 5 al 19– con luchas de gladiadores en el Anfiteatro, historias bajo las bóvedas del Circo o un campamento militar romano en el Campo de Marte, frente a las Murallas.
Junio. Emocionarse con los Castells.
El tercer Patrimonio de la Humanidad tarraconense entra en ebullición este mes, en que arranca el programa ‘Ciutat de Castells’ (de junio a septiembre). En él, además de disfrutar de las actuaciones especiales de sus cuatro colles, quien lo desee podrá vivir la inolvidable experiencia de formar parte de una ‘torre humana’ durante sus ensayos.
Julio. Sorprenderse con las playas y su entorno.
10 kilómetros de costa, con siete playas y tres calas (cuatro con banderas azules) completan la oferta tarraconense para disfrutar del verano en el Mediterráneo. Además, el anillo verde que la rodea arropa un entorno paisajístico de gran riqueza natural. Y una de sus playas urbanas, el Miracle, acoge el espectacular Concurso Internacional de Fuegos Artificiales, a principios de julio.
Agosto. La experiencia única de ‘Amfiteatrvm’.
Una emocionante trama que combina recreación histórica con efectos visuales y sonoros de última tecnología, en pantalla gigante y sobre la arena del anfiteatro, integran este gran espectáculo familiar que amenizará las veladas veraniegas del fin de semana, en su 2ª edición.
Septiembre. Vivir como un tarraconense Santa Tecla.
Diez días –del 15 al 24– en los que la ciudad vibrará con sus fiestas patronales, documentadas desde el siglo XIV y declaradas de Interés Turístico nacional. A destacar la multitudinaria Baixada de l’Àliga y la entrada de la reliquia de la santa en la Catedral.
Octubre. Un paseo por el Modernismo.
Otoño es ideal para brujulear por el centro de Tarragona y admirar uno de sus tesoros más desconocidos: el modernista. Una ruta urbana con 55 referencias –31 edificios, 16 elementos de edificios y 8 bienes muebles–, la mayoría flanqueando la Rambla Nova, como el Mercado Central, el Teatro Metropol o fachadas de las casas obra de los arquitectos locales Ramon Salas o Pujol de Barberà
Noviembre. Enamorarse de la Tarragona Medieval.
Más allá de su imponente Catedral, con su claustro, la Part Alta (casco antiguo), acotada por murallas romanas, alberga maravillosos vestigios de la Edad Media como las casonas góticas del Pla de la Seu, el Pretorio, la torre de las Monjas… o las joyas que cobija el Museo Diocesano.
Diciembre. Disfrutar la magia de la Navidad.
Arropada de luces de colores, Tarragona es también un destino para vivir intensamente estas entrañables fiestas, aderezadas con su Feria de la Navidad y Artesanía o la tradición del Home dels Nassos, divertido contrapunto al Fin de Año, y una Cabalgata de Reyes más que centenaria