Si algo tiene Granada es que es una ciudad que enamora una y mil veces, y en otoño, época en que luce más bonita que nunca, es un momento ideal para realizar un viaje con los amigos, en pareja o con la familia. El Albaicín, el Paseo de los Tristes, el Mirador de San Nicolás y, por supuesto, la bella Alhambra, forman parte de los tesoros que esconde la “tierra encantada” de Washington Irving. ¿Te animas a descubrirlos?
Pues comencemos por sucumbir ante los encantos de uno de los monumentos más bellos del mundo con un tour por la Alhambra. Y es que, acercarse al oasis de patrimonio natural y cultural que se asienta sobre la colina de Sabika y sus alrededores, supone una experiencia difícil de olvidar, un retroceso a épocas pasadas y a un sinfín de leyendas.
Las cifras de la “Fortaleza Roja”, llamada así debido a la piedra rojiza que se empleó para su construcción, hablan por sí solas. Y es que, millones de turistas al año proveniente de los cinco continentes han quedado seducidos por este emblema nazarí cuyo interior guarda celosamente auténticas joyas. Para disfrutar de ellas en todo su esplendor y de una afluencia de visitantes relativamente reducida, el mejor momento del día para la visita es a primera hora de la mañana. Resulta muy aconsejable adquirir con antelación las entradas para la Alhambra y así evitar largas colas de espera.
Joyas como el palacio que encargó Carlos V, la Alcazaba, primera parada de la Alhambra y fortaleza del siglo IX, que refleja el poder militar del reino árabe, y ofrece unas espectaculares vistas de la colina antigua del Albaicín, donde se encuentra el antiguo barrio árabe y del Sacromonte, donde habitan los gitanos de la ciudad.
El palacio Real, en el corazón de la Alhambra, constituye la principal atracción y tiende a estar siempre lleno, sea cual sea la época del año o momento del día. En el complejo puedes encontrar jardines, patios y senderos de estilo árabe donde relajarte ante tales maravillas antes de seguir la visita. Y cómo no, auténticos tesoros, como el patio de los Arrayanes, con arcos de mármol increíblemente tallados en cada extremo de un estanque rectangular bordeado de arrayanes y el hermoso patio de los Leones. Este rincón, sin duda, nuestro preferido, cuenta con una pequeña fuente que va a dar a una pila de mármol tallado que, a su vez, recibe agua a través de las bocas de los leones que le sirven de apoyo.
Al atravesar los jardines del Partal, pasarás de las riquezas del palacio Real a la última obra de arte de la Alhambra: el Generalife (famoso porque cuenta la leyenda que es donde Boabdil lamentó la pérdida de Granada). En este palacio de verano, los reyes nazaríes se relajaban junto a sus familias y amigos. Es uno de los lugares más mágicos de todo el recinto, donde abundan las rosas, los hibiscos, los geranios…y de fondo el sonido del agua. Una auténtica maravilla.
Al romanticismo que desprenden La Alhambra y los jardines del Generalife se suma en la ciudad andaluza una historia de amor truncada ocurrida en el siglo XVII, entre Elvira Padilla y un mercader napolitano que huyeron juntos ante la imposibilidad de amarse. Este amor terminó con la muerte del italiano y la reclusión de Elvira en un convento. En el antiguo patio de la casa de los Padilla, se encuentra la fuente que fue testigo de los suspiros de la joven castellana.
El halo bucólico te llevará por la ruta de los barrios del Albaicín y Sacromonte y te sorprenderá con otras leyendas e historias de personajes como Mariana Pineda, los enamorados del Aljibe o el gitano ‘Chorrohumo’. El camino puede finalizar en la Plaza de las Pasiegas, nombre que recuerda a las mujeres del Valle del Pas del siglo XIX que se dedicaban a la venta de telas.
Pero todavía te quedan grandes atractivos turísticos por descubrir como la iglesia de Santo Domingo, el barrio del Realejo, la Plaza del Triunfo, La Madraza (la primera universidad de la ciudad), Puerta Elvira (de aquí arranca una ruta de tapas y un ambiente joven muy animado). Y, además, algunas de sus calles que están decoradas de forma llamativa, la estampa que ofrece el puente sobre el río Darro, el Monasterio San Jerónimo fundado por los Reyes Católicos, la Abadía del Sacromonte o el Monumento a Isabel La Católica y Cristóbal Colón.
Cualquier momento es bueno para una escapada a ciudades de ensueño como Granada. Quien la conoce sabrá que es una ciudad que derrocha pasión por cada uno de sus rincones. No solo por encontrarse uno de los considerados monumentos más bonitos del mundo, la Alhambra, sino por la mezcla perfecta entre su patrimonio, la atmósfera alegre que se respira y la combinación perfecta entre lo urbano y lo natural con la sierra al fondo enmarcando la ciudad.