Menorca emerge del Mediterráneo como ese paraíso con el que sueña todo viajero. Mil y una calas y playas para todos los gustos, ciudades y pueblos con encanto, una ruta senderista cargada de historia (Camí de Cavalls)…y una cultura talayótica única en el mundo, candidata a convertirse en Patrimonio Mundial. Y todo ello, en apenas 700 km² de superficie y 42 km de este a oeste. Se trata de una isla para recorrerla poco a poco, disfrutando de ese “slow life” que forma parte de su filosofía de vida. Te dejamos “un puñado” de experiencias menorquinas para disfrutar este 2023.
Menorca Reserva de Biosfera
Menorca fue reconocida en 1993 como Reserva de Biosfera por la UNESCO, por lo que este 2023 celebrará su 30 aniversario. Su núcleo es el Parque Natural de s’Albufera des Grau –al norte de Maó–, declarado como tal en 1995. Tiene 5.100 hectáreas, con cinco reservas: las islas d’Addaia, bassa de Morella, Es Prat, la isla d’en Colom y s’Estany. Su laguna de 70 hectáreas, con tres metros de profundidad, da cobijo a diversas plantas acuáticas y aves. También alberga elementos patrimoniales, como el poblado talayótico de Sa Torreta de Tramuntana y una torre de defensa medieval. Diversas pasarelas de madera permiten recorrer todo el humedal.
Menorca natural: paisajes y playas
La isla balear es mucho más que playas. Recorrer el interior de la isla, a pie o en bicicleta, permite admirar un paisaje muy variado. Al norte, la zona de Tramuntana combina suaves colinas con pequeñas llanuras surcadas por torrentes; al sur, la de Migjorn, es una plataforma plana y elevada tallada por barrancos. Y en el centro, el Monte Toro, su cima, con 358 metros. En cuanto a playas, al norte, la zona de ‘tramontana’ destaca por sus formaciones rocosas de pizarra y arcillas rojas, con calas y playas salvajes como Cavallería, Pregonda, Pilar o Algaiarens. La zona sur ofrece calas paradisíacas de fina arena y aguas turquesa, como Macarrella, Turqueta o Es Talaier. También hay playas urbanas, como Cala Galdana, Son Bou o Punta Prima, con todos los servicios, bandera azul y alojamientos hoteleros de calidad.
Camí de Cavalls. Senderismo cargado de historia
Se trata de una ruta que circunvala el perímetro costero de la isla en 185 kms y cuyos orígenes se remontan al siglo XIV cuando –en tiempos del rey Jaime II– se ordenó a los caballeros menorquines mantener un caballo armado para vigilar la costa. Esta histórica senda fue recuperada para uso público en 2008 y está homologada como Gran Recorrido (GR-223). El ‘Camí de Cavalls’ está dividido en 20 tramos perfectamente señalizados, de distintos niveles, entre los 5,39 kms del más corto (nº 8: ‘Algaiarens-Cala Morell’) y los 13,50 kms del más largo (nº 3: ‘Favàritx-Arenal d’en Castell’). Este camino se puede recorrer a pie, en bicicleta de montaña o a caballo… pero jamás con vehículos motorizados.
Una Cultura Talayótica única, candidata a Patrimonio Mundial.
Es una de las señas de identidad de la isla, que en sus apenas 700 km2 alberga más de 1.500 yacimientos arqueológicos. Construidos entre dos milenios –del año 2.300 a.C. hasta la conquista romana, en el 123 a.C– constituyen uno de sus atractivos más singulares. Hay navetas (para enterramientos colectivos en forma de nave invertida), poblados, talaiots (torres troncocónicas destinadas a vigilancia), recintos de taula (con una función ritual, con una columna y un capitel en su interior en forma de T), y necrópolis (enterramientos en cuevas). Es candidata a Patrimonio Mundial por la UNESCO, decisión aplazada en 2022 por la guerra de Rusia y Ucrania.
Una región Europea de Gastronomía que atrapa al paladar.
La cocina menorquina alcanzó su máximo reconocimiento internacional este año, en el que ha ejercido su mandato como Región Europea de Gastronomía y cuyo relevo en 2023 tomará Hauts-de-France. Pero aun sin esa capitalidad, Menorca seguirá siendo reconocida por sus excelentes platos tradicionales (Caldereta de langosta, Oliaigua, berenjena rellena…) y productos de Km.0 (queso D.O Mahón-Menorca, vedella vermella, sobrasada, aceite…). Además, a lo largo de 2023 tentará al viajero gourmet con eventos gastronómicos como ‘Miércoles es día de Brou’ (diciembre y enero), las ‘Jornadas de Peix’ o las ‘de la Perdiz’ (febrero), ‘Jornadas vedella vermella’ (marzo), ‘Menorca en el Plato’ (junio) o la ‘Mostra de Cuina Menorquina’ (septiembre).
Una gran oferta cultural y artística.
Entre los numerosos centros culturales y museísticos de Menorca están: el Museo de Menorca, la prestigiosa galería Hauser & Wirth (isla del Lazareto) o la galería Cayón, en Maó; Can Saura y el Castell de Sant Nicolau, en Ciutadella; el nuevo espacio del Convent de Sant Diego y el LÔAC (Centro de Arte Contemporáneo), en Alaior; o el Centro Artesanal de Menorca, en Es Mercadal. La isla también acoge numerosos festivales, como el Menorca Jazz Festival (marzo a mayo, que celebra su 25 aniversario), Cranc Festival (mayo), Festival Pedra Viva (julio a septiembre), Menorca Film Festival (julio)… o la temporada de Ópera en el Teatre Principal de Maó, el coliseo operístico más antiguo de España (1829).
Un destino Starligh que invita a viajes celestiales.
Menorca es también un paraíso para contemplar el cielo estrellado y desde 2019 cuenta con la certificación de destino turístico Starlight por sus excelentes cualidades para disfrutar de la experiencia de observar las estrellas con gran nitidez. Un viaje hasta el universo y más allá. Lugares como Macarella-Son Saura, Cavallería-Cala El Pilar, Punta Nati, Algaiarens, Cala Pregonda y el Barranc d’Algendar son las zonas que constituyen el núcleo de la Reserva Starlight menorquina.
Menorca Slow, donde disfrutar de los pequeños placeres.
El lujo no es acumular muchas y valiosas cosas… sino que está en disfrutar de esos pequeños placeres que una isla como Menorca ofrece a visitante. Como pasear por sus playas o paisajes interiores, montar a caballo, ir en bici, perdernos por las calles de pueblos con encanto, escuchar buena música en directo, comer un buen pan de payés con queso… Y todo, de manera tranquila, sin prisas, olvidándonos del reloj…