Asturias

Descenso del Sella: el mejor plan para disfrutar en Ribadesella

Quién le iba a decir a Dionisio de la Huerta que aquella aventura en piragua con sus amigos en el verano de 1929 acabaría convirtiéndose en una de las pruebas de descenso de ríos más importante del mundo. El Descenso del Sella, que cada año tiene lugar el primer sábado de agosto (actualmente sujeta a la evolución de la situación sanitaria COVID-19), es una cita ineludible para los amantes del deporte… ¡y también para los amantes de la diversión! Porque la experiencia va acompañada de una espectacular y colorida fiesta, la “Fiesta de las Piraguas” -declarada oficialmente “Fiesta de interés turístico internacional”-. Sin duda, la excusa perfecta para pasarlo en grande y conocer a fondo Ribadesella, pero también para realizar una de las actividades estrella en tu visita a Ribadesella.

Ribadesella es un territorio fascinante con mucho que ofrecer: salvajes acantilados, playas inmensas, cuevas llenas de historia, una tradición gastronómica extraordinaria… Y por supuesto, un río único en el mundo: el Sella, que cada año acoge con fuerza y generosidad una competición inolvidable y a muchos turistas con ganas de vivir una experiencia única.

Y es que realizar el descenso del Sella es una experiencia de lo más divertida que permite pasar un día inolvidable, disfrutando del paisaje y de muchos rincones especiales que no te puedes perder durante la navegación. Uno de ellos es Arriondas, punto de partida de la famosísima prueba y cuna del turismo activo fluvial en Asturias. En él encontrarás la mayoría de las empresas que organizan los descensos turísticos por el río en el que podrás experimentar sensaciones únicas. Si viajas en familia, puedes realizar el descenso del Sella con niños ya que es una actividad acuática apta para todas las edades y no son necesarias condiciones físicas especiales, tan sólo se requiere saber nadar.

Cerca de 20 km separan Arriondas de Ribadesella, meta de la prueba y, sin duda,un destino turístico imprescindible durante todo el año. Allí donde se entremezclan el presente y el pasado se encuentra un territorio lleno de matices que ofrece infinitas posibilidades. Ribadesella es mar y también monte; Asturias en estado puro. Desde la Ermita de Guía se puede observar su encanto urbano, deteniendo la vista en el Paseo de la Grúa, la Ruta Histórica del Puerto, el Paseo Princesa Letizia, el de los Vencedores del Sella

descenso del sella ribadesella
Ribadesella

Si hacemos un pequeño recorrido por sus playas es inevitable destacar la espectacular Santa Marina, cuyo inicio coincide con la desembocadura del río Sella. Pero hay muchas más: la acogedora y salvaje Atalaya, la de Vega (declarada Monumento Natural de Asturias), la peculiar de Cuerres, la bella cala del pedral de Arra…El Cantábrico despliega toda su fuerza estrellándose contra los inmensos acantilados riosellanos, e irrumpe por los bufones, que marcan el ritmo de la banda sonora del territorio.

Ribadesella Turismo
Vista Ribadesella desde Ardines

Mención aparte para sus impresionantes cuevas: la de Tito Bustillo, Patrimonio Mundial de la Unesco, es uno de los santuarios prehistóricos más importantes del mundo; la de Ardines o la de Cueves, rodeada de espectaculares estalactitas y estalagmitas. Pero en Ribadesella se pueden encontrar vestigios de un pasado incluso más lejano…El litoral de Ribadesella, Colunga y Villaviciosa es conocido como la Costa de los Dinosaurios, porque los tres municipios albergan algunos de los restos más importantes del jurásico español en forma de majestuosas huellas.

Coloridas construcciones indianas, joyas arquitectónicas como el Palacio de la Atalaya o la iglesia de San Salvador…en cada rincón de la villa se respira arte de siglos muy dispares. Y a su enorme interés cultural se suma una extraordinaria tradición gastronómica, basada en la variedad y riqueza de la materia prima de la zona, y con marcadísimo acento marinero.

Ribadesella sabe a sal y también a río dulce, permite tocar el pasado, suena a mar salvaje, huele a monte y océano y deja ver siglos de historia a cada paso. Sin duda, merece la pena disfrutarla con los cinco sentidos.

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