Cada 29 de julio la localidad de As Neves (Pontevedra) se convierte en el rincón más mágico de Galicia con la procesión de los ataúdes de Santa Marta de Ribarteme. En este recóndito lugar, donde la muerte adquiere otra dimensión, tiene lugar una de las romerías más antiguas e interesantes de toda nuestra geografía. Festividad, que incluso ha sido calificada como la segunda más rara del mundo por el periódico británico “The Guardian».
Santa Marta de Ribarteme. Una procesión de ataúdes vivientes
Muchos la llaman la romería de la muerte, pero lo que se celebra en realidad es el triunfo de la vida sobre la muerte. Personas vivas llamados “ofrecidos”, se introducen en ataúdes, y recorren de este modo el recorrido de la procesión. ¿El motivo? El cumplimiento de una promesa que hayan realizado bien por ellos mismos o bien por algún familiar o conocido, tras haber conseguido superar una grave enfermedad o haber visto de cerca la muerte. De este modo, agradecen a Santa Marta de Ribarteme que haya intercedido por ellos para conseguir curarles, librarse del fallecimiento y poder seguir disfrutando de la vida terrenal.
Esta misa y posterior procesión suelen celebrarse el día 29 de julio a las 12:00 de la mañana, consiguiendo una gran afluencia de público. No es difícil encontrar entre los ofrecidos personas de diferentes países. La distancia es lo de menos. La santa, en su día, intercedió por ellos, y tarde o temprano regresan a su tierra a devolverle, agradecidos, el favor.
Las escenas de fervor son las grandes protagonistas de esta festividad. Hay personas que recorren el camino de la procesión con los pies descalzos, otras de rodillas… Sin dejar de mencionar los enormes velones que sobresalen entre la procesión y los cánticos que se le dedican a la Santa, los llamados “Romeros” (Virgen Santa María a sus pies venimos que nos concedió lo que pedimos. Virgen Santa Marta flor de nogales amparo y remedio de todos los males…).
Escenario de la Romería de Santa Marta de Ribarteme
La parroquia de San José de Ribarteme. Llama mucho la atención el interior de la capilla ya que es bastante moderno. Y es que, tras un incendio que tuvo lugar la noche del 24 al 25 de julio del año 1939, no quedó nada más salvable que las paredes. Tras este suceso, la prisa que se dieron los vecinos en reconstruirla fue tal que el día 29 la romería se celebró normalmente, aunque las imágenes de los santos por aquel entonces y tras el incendio, eran prestadas.