Un delicioso paseo marítimo mientras disfrutas de las mejores vistas maridadas con uno de los productos estrella de las tierras gallegas; las playas maravillosas de Cangas do Morrazo; las dunas de A Lanzada; el pintoresco conjunto histórico de Combarro, con sus hórreos sobre el mar; Pontevedra y su casco antiguo…Son algunos de los motivos para introducirnos en este mágico universo de Galicia. Te mostramos algunas de las maravillas que no te puedes perder en una visita a la ría de Pontevedra. Haz la maleta y anímate a descubrirlas:
Ría de Pontevedra. Una experiencia única
¿Te apetece disfrutar de una experiencia única en la ría de Pontevedra? ¿Navegar durante una hora y media por ella y disfrutar de impresionantes vistas panorámicas de toda la ría y de la Isla de Ons, y todo ello maridado con uno de los productos estrella de las tierras gallegas como es el mejillón? ¿Conocer de primera mano como es el proceso de cultivo de este molusco y conocer rincones maravillosos como la playa de Aguete, Marín, Isla de Tambo, Raxó o Combarro? Este es sólo el aperitivo, sigue leyendo y descubre más planes fantásticos para disfrutar de la ría de Pontevedra.
Combarro. Un paseo por hórreos junto al mar
En el concejo de Poio, a sólo 6 kilómetros de la ciudad de Pontevedra, se encuentra el conjunto histórico más pequeño y pintoresco de Galicia, el de Combarro, una pequeña joya a la orilla del mar. El caserío, protegido desde 1972 como conjunto de interés artístico y pintoresco, es un paseo por casitas marineras, cruceiros y hórreos junto al mar. Te encantará caminar por A Rúa, la calle principal, y llegar hasta el tranquilo puerto, desde donde obtendrás unas vistas preciosas de la isla de Tambo.
Pontevedra. Un casco antiguo para perderse
Situada en la ría formada en la desembocadura del Lérez, Pontevedra es una ciudad coqueta que merece la pena recorrer sin prisas. Entre sus imperdibles está, por supuesto, su casco antiguo y la iglesia de la Peregrina, el principal símbolo de la ciudad y alrededor de la cual se encuentran los principales monumentos. La iglesia de San Francisco, fundada, según la tradición por el propio Santo de Asís cuando iba como peregrino a Santiago; la basílica de Santa María, con su espectacular fachada principal, y el santuario de las Apariciones, residencia que fue durante años de Lucía (una de las videntes de Fátima), son visitas que no te puedes perder. Desde que la virgen se le apreció a Sor Lucía en 1925, este rincón de Pontevedra ha atraído a más de 12 millones de visitas. Y para disfrutar de los mejores vinos y comidas marineras gallegas, nada mejor que dejarse caer por alrededor de las Cinco Calles, donde se encuentran las tabernas más tradicionales.
Playa A Lanzada, el paraíso de los surfistas
Esta maravillosa playa de tres kilómetros y medio es hoy frecuentada por surfistas y ala deltas, pero también por amantes de la naturaleza, que acuden atraídos por las dunas y por las aves migratorias. En el extremo sur de este arenal se encuentra una torre del siglo X, construida para la defensa de las invasiones de los normandos. ¿Sabías que, según la tradición, las aguas de la playa de A Lanzada son propicias para conseguir la fertilidad mediante el ritual baño das nove ondas?
Cangas do Morrazo. Playas, senderismo y mucho misterio
Situada en la ría frente a Vigo, este rincón de la Ría de Pontevedra puede presumir de nada menos que de 38 playas para todos los gustos. Desde las que tienen bandera azul hasta las vírgenes y salvajes para aquellos que quieren disfrutar de un baño en solitario. Después de dar un paseo y perderse por el centro de la villa, por calles estrechas y sombreadas salpicadas de gran cantidad de viejas casas marineras, tienes varias opciones: acercarte a visitar la antigua colegiata, hoy iglesia de Santiago de Cangas, con una fachada del siglo XVI. Para los amantes del senderismo es obligado hacer la ruta de senderismo de Cabo Udra. ¿Y para los amantes del misterio? Hay que acercarse hasta la iglesia de Corio (a tan sólo tres kilómetros) donde, según las leyendas, tenían lugar los aquelarres en el siglo XVII y las campanas del templo tocaban solas para convocar a las brujas.
