León tiene nombre de rey de la selva y reyes, precisamente, son lo que no falta a esta localidad que cuenta con uno de los panteones reales más grandes e importantes de España. También puede presumir de Catedral, una de las más bellas expresiones del gótico español. Un patrimonio que, unido a su exquisita gastronomía y a sus excelentes caldos, convierten a León en el destino ideal para una escapada perfecta para disfrutar en cualquier época del año.
A León hay que acceder por el Alto del Portillo, igual que los peregrinos a Santiago. Desde allí obtendrás una panorámica impresionante de una ciudad que guarda auténticas joyas en su interior. Un paseo desde la Plaza de San Marcelo, a través de la Calle Ancha hasta llegar a la Plaza de Regla, el punto más alto de la ciudad, te hará sentir la esencia leonesa en todo su esplendor mientras recorres sus enclaves más emblemáticos. Puntos de interés que llevan hasta su corona, la majestuosa Catedral, llamada la Pulcra Leonina por ser una de las catedrales góticas más bellas de España y que está inspirada en la de Reims.
Al cruzar el umbral de la puerta del templo se alza un espacio para el recogimiento lleno de luminosidad, protagonizado por numerosas vidrieras que reflejan los rayos de sol y que varían en función de su intensidad, creando contrastes y destellos multicolores que nuestras retinas no podrían olvidar jamás.
Tras admirar la multitud de colores y formas que puede adquirir la luz de León, salimos en dirección a la Real Colegiata de San Isidoro, una edificación que destaca igualmente por su relevancia artística y por albergar la que es conocida como la ‘Capilla Sixtina’ del románico. Pero no solo es su Panteón Real, decorado con los impresionantes frescos medievales, lo único que llama la atención de este edificio, sino también su interior, que alberga un bonito claustro.
Una vuelta de tuerca a la visita es visitar el modernismo de León, la Casa Botines, donde viajamos un siglo atrás para conocer en persona al mismísimo Antonio Gaudí y otros personajes contemporáneos a él para visitar una de las obras más emblemáticas del arquitecto catalán que, a su vez, es punto de partida de la Ruta del Modernismo de esta ciudad.
El hambre aprieta cuando el reloj marca el mediodía y nuestros pies nos llevan, por supuesto, hasta el Barrio Húmedo, enclave de unión de las más exquisitas y abundantes tapas que resumen a la perfección la rica despensa de león. Delicias como la tapa de morcilla del lugar, la cecina o los quesos de El Rincón del Gaucho; el embutido leonés en todas sus versiones que te ponen en el Bar Entrepeñas (parada obligatoria) o los torreznos o la asadurilla de La Parrilla del Húmedo deleitan nuestros paladares mientras nuestro cuerpo recupera fuerzas para afrontar una tarde repleta de descubrimientos.
Todo sin olvidar el Barrio Romántico para tomarnos un descanso mientras disfrutamos de un delicioso vino D.O León como maridaje perfecto a una puesta de sol inolvidable.
