Castellfollit de la Roca es sin duda uno de los pueblos con mayor encanto que podemos encontrar en Cataluña. La pared de basalto sobre la que se asienta Castellfollit de la Roca tiene más de 50 m de alto y casi un kilómetro de longitud, y es la consecuencia directa de la acción erosiva de los ríos Fluviá y Toronell.
El perfil de la iglesia y de las casas que cuelgan por el acantilado al borde del precipicio, se ha convertido en una de las imágenes más fotografiadas y pintadas de Cataluña. Te recomiendo admirar el acantilado desde la carretera ya que se tiene una panorámica muy bella. Por otra parte, merece la pena pasear por el barrio antiguo es de origen medieval, en el que podrás recorrer sus callejones estrechos y oscuros. Las casas construidas mayoritariamente con piedra volcánica tienen un encanto especial.
También es recomendable visitar el extremo del acantilado, donde se encuentra la Plaza Josep Pla, un fantástico mirador donde podemos contemplar el valle de los dos ríos. Otra opción para contemplar el horizonte es subir al campanario de la iglesia de San Salvador, situada delante de la plaza. Esta iglesia es un edificio renacentista del siglo XIII, de planta cuadrada que fue destruido durante la Guerra Civil y que hoy en día es un centro cultural.