Es una de las zonas menos conocidas de las Islas Baleares, sin embargo, es considerada como una de las más hermosas. Nos referimos a Cabrera, un conjunto de pequeños islotes situado al sur de Mallorca, que fue declarado Parque Nacional Marítimo Terrestre en 1991. Su naturaleza y sus fondos marinos no tienen nada que envidiar a las islas del Pacífico. Disfrútalos en unas vacaciones en familia.
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Debido a su conservación en estado natural, es una zona muy protegida, y sólo se puede acceder a ella reservando una excursión en grupo u obteniendo la licencia para embarcaciones privadas. El principal atractivo de Cabrera es el paso de las distintas civilizaciones y los muchos vestigios que se conservan de ellas. Los restos más antiguos se remontan hasta la Edad de Bronce, y está documentada también la existencia de un monasterio paleocristiano del año 398.
Un episodio curioso de la historia de Cabrera se remonta al siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia. Y es que se ha descubierto que el castillo de la isla fue un campo de concentración de miles de prisioneros franceses.
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Dentro del Parque Nacional, que cubre más de 10.000 hectáreas, predomina el territorio marítimo. Es una zona rica de flora y fauna, con predominancia de arbustos y pinos. En cuanto a los animales, se encuentra sobretodo una especie endémica de las Baleares: la sargantana, un reptil que presenta unas características diferentes en Cabrera, debido a la ausencia de depredadores a lo largo de la historia.
Unas vacaciones en familia por este paraíso resultarán una experiencia inolvidable tanto para los mayores como para los más pequeños. Hacer senderismo en las diferentes zonas inmersas en la naturaleza habilitadas para el turismo será una actividad relajante y te permitirá descubrir todas las maravillas que ofrece Cabrera.
