¿Pasamos la Navidad en Cáceres? No son Belén ni su bíblico entorno… pero pueden parecerlo en el subconsciente emocional de quienes acudan a ellos en estas fechas. Casas rurales o apartamentos turísticos diseminados en decenas de pequeños pueblos –a cual más bello– de la provincia de Cáceres, cuyos casi 20.000 km2 son la mejor garantía de esa escasa masificación y distanciamiento social.
La provincia de Cáceres propone un abanico perfecto de opciones para todos los gustos en contacto con la naturaleza, respirando aire puro y paseando por pueblos de calles empedradas, tranquilas y silenciosas, que hacen olvidar por unos días el estrés de la vida cotidiana en las grandes urbes.
El Norte de Cáceres atesora entornos con personalidad propia como las Hurdes, los valles de Ambroz, del Jerte o del Alagón, La Vera, Campo Arañuelo, Plasencia… O Trasierra-Tierras de Granadilla, con una villa medieval –Granadilla– que parece levitar dentro del pantano de Gabriel y Galán, con sus bellas murallas almohades, y que conquistó al mismísimo Pedro Almodóvar, quien la escogió para grabar algunas de las escenas de su filme ‘¡Atame!’. Como atado emocionalmente quedará quien se deje tentar, en plena Sierra de Gata, por castillos como los de Eljas, Trevejo o Santibáñez el Alto, dólmenes, o ese pueblecito llamado Torre de Don Miguel, cuyo barrio del Cancillo se convierte cada año en un Belén a tamaño real, con la recreación de distintas estampas serranas entre sus angostas y empinadas calles.
Siguiendo por un majestuoso entorno de carreteras paisajísticas está la zona denominada Tierras de Cáceres y Trujillo, con comarcas como las del Tajo-Salor, Sierra de Montánchez y Tamuja, Miajadas-Trujillo o Cáceres. La capital provincial es pura historia en cada una de sus piedras, desde la colonia romana Norba Caesarina a la judería vieja, la muralla árabe o las capillas cristianas. Y en Navidades, guiados por la gigantesca estrella de 12 metros de su plaza Mayor, ir al encuentro de singulares belenes montados en espacios centenarios, como el del Palacio de Carvajal (en su claustro, con un monumental nacimiento de 45 m2 y 250 figuras, muchas de ellas en movimiento), el del Palacio de la Isla, los de las ermitas de la Paz y de San Antonio, el misterio de la iglesia de Santiago… o esos sorprendentes escaparates, como el de la tienda Lola Botona, con su original nacimiento a base de figuras de ganchillo.
Pero la provincia de Cáceres son también Territorios UNESCO, como las Reservas de la Biosfera de Monfragüe o del Tajo Internacional. O ese fascinante Geoparque Villuercas-Ibores-Jara que cautiva por su patrimonio geológico, donde rocas minerales y fósiles explican la historia de la Tierra. Un lugar en el que desafiar al vértigo desde el Risco de la Villuerca, de 1.600 metros de altitud; de sumergirse en las Cuevas del Castañar, auténtico espectáculo de formas y colores que recuerdan a un bosque mineral con 570 millones de años de historia; de penetrar en la Mina de la Constanza, en Logrosán… Y por qué no, una celestial ascención hasta el castillo de Cabañas del Castillo.
¿Vamos preparando las maletas para pasar la Navidad en Cáceres?