León tiene nombre de rey de la selva y reyes, precisamente, son lo que no falta a esta localidad que cuenta con uno de los panteones reales más grandes e importantes de España. Y más allá de la ciudad, la provincia de León encierra un mundo mágico que te atrapa con sus viñedos del Bierzo, la tradición artesana y arriera de la Maragatería, el increíble Valle del Silencio, la inmensidad de los Picos de Europa o la paz del Valle de Babia…Prepara la maleta, ¡que nos vamos!
León, ciudad de Reyes
A León hay que acceder por el Alto del Portillo, igual que los peregrinos a Santiago. Desde allí obtendrás una panorámica impresionante de una ciudad que guarda auténticas joyas en su interior. Comienza la visita por la Catedral, llamada la Pulcra Leonina por ser una de las catedrales góticas más bellas de España. La Catedral, inspirada en la de Reims, posee uno de los mejores conjuntos vitrales del mundo. Sólo por ver este espectáculo de luz y color que brindan techos y paredes, merece una visita.
Desde la Catedral es obligada la visita del Hostal de San Marcos, hoy Parador Nacional, cuya fachada plateresca es una de las mejores del Renacimiento español. Este edificio ha vuelto a ser lo que fue en su origen, una hospedería, con la salvedad de que en el siglo XII, cuando se construyó, estaba destinado a los peregrinos y actualmente es un hotel de lujo.
Y dejamos para el final la joya de la corona: La Real Basílica de San Isidoro, uno de los conjuntos románicos más importantes de España y uno de los mayores panteones reales del país. Después de tanta visita, llega la hora de reponer fuerzas y nada mejor que perderse por las calles del Barrio Húmedo, el templo del tapeo, para degustar los productos típicos de la tierra: cocido maragato, botillo del Bierzo, cecina, morcilla de León…Y, cómo no, con una buena botella del vino del Bierzo.
La Maragatería, tierra de arrieros, artesanos y del cocido maragato
Comienza la visita a esta Comarca por Astorga, capital de la Maragatería, que puede presumir de ser la única ciudad en la que convergen las dos grandes rutas turísticas por excelencia de la Península: el Camino de Santiago y la Vía de la Plata. La postal más buscada es la Catedral y el Palacio Episcopal arropados por los restos de la muralla romana. El Palacio Episcopal, obra de Antonio Gaudí, parece recién salido de un cuento de hadas. No olvides dejarte caer por el Museo del Chocolate, el primero en su género de nuestro país, y llevarte en la maleta las famosas mantecadas de Astorga.
Tan sólo 5 kilómetros separan separan Astorga de Castrillo de los Polvazares, el más bello ejemplo de la arquitectura popular de toda la comarca y uno de los pueblos que más turista recibe. Perderse por las calles empedradas salpicadas de casas de piedra de color rojizo y con las puertas y ventanas pintadas de verde, es toda una delicia.
Al igual que sentarse a comer en algunos de sus restaurantes el famoso cocido maragato. ¿Sabías que este potaje de garbanzos admite hasta diez clases de carne? La originalidad de este plato consiste en la forma de comerlo: se invierte el orden de los platos comenzándose por la carne, seguida de las legumbres, y por último la sopa. Después de este festín a ver si puedes con las natillas maragatas.
El Bierzo, una caja de sorpresas
El Bierzo es una caja de sorpresas. Atravesada también por el camino de Santiago, esta comarca encierra bellos espacios naturales, profundos valles perdidos, castillos, monasterios y, sobre todo, un vino que invita a repetir. Joyas naturales como las Médulas, las mayores minas de oro a cielo abierto, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, o los Ancares, Reserva Nacional, que fascina por sus bosques, fauna y ejemplos de arquitectura popular en forma de pallozas y hórreos, invitan a disfrutar de la naturaleza en estado puro.
En ciudades como Ponferrada, capital del Bierzo, te espera un Castillo Templario y el Museo del Ferrocarril, y en Villafranca del Bierzo una calle, la del Agua, llena de palacios y casas solariegas. La llamada “pequeña Compostela” puede presumir de grandes edificios religiosos como la iglesia de Santiago, la de San Francisco o el Convento de San José. ¿El plus? Probar un delicioso botillo acompañado del vino que la ha hecho famosa en el mundo. ¿Y de postre? Una Reineta del Bierzo.
El Valle del Silencio, el valle de los eremitas
Siguiendo el Camino de Santiago, el Valle del Silencio abre un mundo de pequeñas cuevas a las que se retiraron en la época visigoda diversos eremitas en busca de paz espiritual. Uno de los lugares que no podemos dejar de visitar es Peñalba de Santiago que, con apenas una veintena de habitantes, este precioso rincón de la Tebaida berciana ha pasado a formar parte de la lista de los “Pueblos más bonitos de España”.
¿El motivo? Sus típicas casas serranas apiñadas en torno a la Iglesia de Santiago, único resto del monasterio fundado por San Genadio en el siglo X, auténtica joya del mozárabe en España y Monumento Nacional. ¿Otras visitas a tener en cuenta? Compludo y su curiosa herrería del siglo VII; Molinaseca y su puente de peregrinos, sus casas blasonadas y sus bodegas; y San Pedro de Montes, con su Ermita de Santa Cruz, monumento nacional.
El Valle de Babia, un remanso de paz
El Valle de Babia es, realmente, un lugar para perderse, para abstraerse. Entre montañas, ríos, lagunas, pastizales y castillos, uno encuentra irremediablemente la paz. ¿Sabías que aquí creció Babieca, el caballo del Cid? Bueno, esto es lo que se cuenta…Reserva de la Biosfera desde 2004, este rincón idílico fue utilizado por los Reyes de León para cazar y alejarse de los problemas de la Corte. Y aquí te esperan una de las cuevas naturales más bellas de España: las Cuevas de Valporquero. Un conjunto de cuevas calizas situado debajo del pueblo de Valporquero de Torío, al norte de la provincia en dirección a Oviedo, que enamora por sus salas pobladas de estalactitas y estalagmitas y corrientes de agua interiores.
La Divina Garganta del Cares
Los Picos de Europa, Parque Nacional desde 1918, se extienden por las provincias de León, Asturias y Cantabria, y albergan imponentes cumbres, angostas gargantas y valles repletos de encanto e historia donde los amantes del senderismo, la naturaleza o la fotografía disfrutarán de lo lindo. La joya turística de los Picos de Europa leoneses la encontramos en la Divina Garganta del Cares, un desfiladero de 12 kilómetros de longitud cortado a pico con un desnivel de casi 2000 metros que pueden recorrerse fácilmente por una senda entre Caín de Valdeón (León) y Puente Poncebos (Asturias).
Mapa León y alrededores