No hay dos sin tres, y con Cádiz ocurre lo mismo. Vas y quieres volver. Y es que la llamada Tacita de Plata tiene algo especial, un encanto fuera de lo común del que hace que resulte difícil no quedarse…
No hay dos sin tres, y con Cádiz ocurre lo mismo. Vas y quieres volver. Y es que la llamada Tacita de Plata tiene algo especial, un encanto fuera de lo común del que hace que resulte difícil no quedarse…